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El Cascajo: la promesa de volver

  • Francisco Meléndez
  • 22 ene 2015
  • 2 Min. de lectura

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“Stop dreaming, start doing” –deja de soñar y empieza a hacer- se lee en una de las imágenes que ilustra a Marino ejerciendo uno de los tantos procesos para lograr su objetivo: descontaminar y recuperar el humedal El Cascajo.


Una noche de verano del 2011 Marino Morikawa, que había dejado su importante vida académica en Japón – es investigador y PhD por la Universidad de Tsukuba-, alistó sus maletas para iniciar el proceso de recuperar un ecosistema que lo había visto crecer. Y dónde él, desde niño, pescaba y se entretenía por horas explorando y observando la variada biodiversidad del lugar.


El humedal El Cascajo, ubicado en Chancay, se había convertido en un basural y criadero de chanchos, donde lejos de acoger a las más de 90 especies de aves migratorias que solían visitarlo, sólo se notaban gallinazos y fugases garzas blancas. Marino, enterado de esto y con la incertidumbre de la decisión del alcalde –desecar el humedal-, emprendió un viaje de regreso para aplicar los conocimientos aprendidos y desarrollados en el país del sol saliente.


Los desafíos era grandes: en primer lugar, limpiar la laguna de la invasión de lechugas de agua –una especie introducida- que rompieron el frágil equilibrio de El Cascajo. Estas impedían la entrada de oxígeno al agua y su descomposición se convertía en un lodo contaminante. Y, por otro lado, emplear un mecanismo de oxigenación por nanoburbujas para recuperar el agua a su estado génesis.


El inicio no fue glorioso, pues estaba solo versus la contaminación de años. Pero la motivación por recuperar un humedal dónde había pasado la mejor etapa de su vida era más grande que la adversidad. Con el transcurrir de las semanas, los voluntarios se fueron sumando. Junto a Marino formaron el “Cascajo Team”, que hasta el día de hoy realizan limpiezas periódicas y quienes presentaron la muestra: El Cascajo, la promesa de volver.


Esta historia de tenacidad y compromiso se viene mostrando en la Asociación Peruano Japonesa (Av. Gregorio Escobedo 803, Res. San Felipe, Jesús María). Mediante ilustraciones, vídeos y textos alusivos a la odisea de Marino, estará a disposición del público –el ingreso es gratuito– hasta el 28 de Febrero.


No se pierdan esta invitación para nutrirse de inspiración y conocimientos. El cambio lo hacemos todos y empieza por una premisa: dejar de soñar y empezar a hacer.





 
 
 

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