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La Fiesta más Descabellada

  • lalogiaperu
  • 8 dic 2014
  • 3 Min. de lectura


Allí se encendían el bajo, la guitarra y la melomanía en el aire. Con patrocinadores, entre marcas de cervezas de “high quality” y alguna que otra marca de telefonía móvil. Cualquiera podría prever que este podría ser otro ambiente de Lima Pose. Descabellados, sin embargo, fue mucho más que eso.


No necesitábamos chiquillas saltando ni personajes de “performances” polémicos. La música comenzó y, bajo, percusión y lírica, firmaron nuestros corazones. Orgullo ajeno era nuestro sentimiento y lima gris no pintaba tan mal después de todo.


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Sentimos pogos, guitarra y batería. Después, la música cambio de color. La percusión en mano, junto a vientos dorados y brillantes, remplazó algunas cuerdas. El ritmo bailaba con los coros. Esto no solo era rock peruano señores, Lima Negra comenzó a descabellarse y Cimarrones era su embajador estelar.


Las expresiones dejaron de ser cosa de labio y sudor. El golpear de manos y talón eran el ritmo natural y, entre la rumba, el baile y el sudor, la conexión fue lo mejor. Siempre lo fue.


Tras la despedida del cajón, la influencia más pura del reggae clásico llegó y se definió con Los Filipz. De lado a lado, el "carajo" al final de cada frase, se sentía tan bien como el regreso del bajo al comienzo de cada tema. Lima Roots había despertado y el color, más allá de blancos y negros, se difuminaba en Verde, Amarillo y Rojo.


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Los cambios no dejaron de sorprendernos a pesar del cronograma conocido. Así, desde una cebichería en Zarate Vitarte, brillaron la trompeta y el timbal; y, con un baile, el sabor y el control comenzaron a descabellarse, Lima Sensual se manifestó uniendo a hombre y mujer con Sabor y Control. Mientras el piano subía y bajaba, nuestro equipo decidió unirse a la fiesta.


¡Pero ya mucho cariño, ya! Las espadas y escudos del Perú se alzaron ante el poderío flamante del metal, el rock n' roll, y a Masacre con Charlie Parra. Mientras los gritos anunciaban el soltar de cabelleras, dos dedos levantados en cada mano exaltaban a Lima Furiosa. ¡Qué buena catarsis, Logia! ...pero con el eterno Tavo Castillo... con Tavo, el "lml" estaba completo.


Tras la masacre, el bongo independiente de El Hombre Misterioso entró a la Luz. Rock Indie comenzó a sonar. No contentos con eso, descabellaron la melomanía con Funk y Reggae. La habilidad de la banda llegó a la altura de su nombre: ¿Qué tocarían luego? La banda experimental no dejó de sorprender y el público, por supuesto, tampoco dejó de bailar.


Tras una pausa que anunciaba cambios en el viento musical, el sistema de sonido inició la sintonía con nuestros corazones. Lima se hizo música y la guitarra sintonizó su mejor efecto: Cumbia. "Suenan Los Olaya" se aplaudía en el aire. La mezcla de Olaya Sound System traducía la exploración de conciencia como la obra más pura y noble de arte contemporáneo en el Perú.


Pero, “¿Cuál es el nombre de nuestro subconsciente?” Descabellados lo dejo muy claro. No habia mejor ni peor banda para cerrar el telón del festival de 12 años; esto no era de ninguno de nosotros, era de todos nosotros. "La estupidez musical, la cojudez", en el mejor de sus sentidos, nació para quedarse y La Mente junto a Laurita Pacheco no pudieron dejarlo más claro. Descabellados tiene para rato, señores, mientras los enfermos estemos dispuestos a saltar al son de su cojudez. Por supuesto que, a los enfermos, a los cojudos, y a los estúpidos musicales, no nos sentarán jamás. Gracias festival Descabellado, ¡Los seguimos!



Angel Flores


 
 
 

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